El actor enmascarado
entregado a su papel,
vive con el antifaz;
forma parte de su piel.
Ríe, llora, baila, canta,
la crítica maravillada.
¡Cómo arde el antifaz!
¡Cómo duele la fachada!
El actor odia el atrezzo
pero cumple su papel;
sólo deja el escenario
a solas o para él.
Él que entiende, que le aprecia,
que comparte su guión:
un amigo enmascarado,
compañero, campeón.